PROGRAMACIÓN AÑO 2014
Agosto de 2014: Dedicado al thriller policial francés

El Gato

Viernes 13 de agosto

Título original: "Le Chat" (1971)

Dirigida por Pierre Granier-Deferre; con Jean Gabin, Simone Signoret, Annie Cordy. Basada en una novela de Georges Simenon. (86 min.)

Basada en una novela de Georges Simenon, es la historia de un viejo matrimonio separado por el tedio y la incomunicación. Ella ha sido acróbata de un circo, él tipógrafo. El marido enfoca todo su afecto en un gato encontrado en la calle. El mismo gato es recipiente, por ello, del odio de la esposa.

En primer lugar, hay que destacar que se trata de una verdadera masterclass en el arte de la actuación cinematográfica por dos de los profesionales más destacados de este arte. Nueve de cada diez personas que estén interesados en los comentarios de una película como esta, conocen perfectamente la extraordinaria contribución al cine de Jean Gabin y Simone Signoret.
Gabin pasó 15 años en la escena del Music Hall francés antes de debutar en el cine en 1928, donde nos regaló con verdaderos Clásicos como "La Belle Equipe", "Pepe Le Moko", "Quai des Brumes", "Le Jour sí leve", "La Grande Illusion", "Remorques", "Touchez au-pas Grisbi", "La Travesía de París" o "Melodie sous-sol", (por nombrar sólo algunas); mientras Simone Signoret, con un inicio un poco más tardio (1942) porta un impresionante currículum, como el temprano éxito "Dédée d'Anvers" (dirigida por su primer marido, Yves Allegret) y pasó a figurar en títulos tan clásicos como "La Ronde", "Casque d'Or", "Les Diaboliques", "L'Armée des Ombres" y el film inglés "Room At The Top", cuya actuación le proporcionó su primer nominación al Oscar para una actriz extranjera. Estos fueron pues los antecedentes y experiencia que estos actores aportaron en su madurez a esta impresionante película llamada "Le Chat".

Como historia testimonial de una relación que se ha agriado hasta el punto de amargura tal donde ya casi no hay comunicación, esta película acierta en todos los objetivos que pretende. Hay largos pasajes en el comienzo donde asistimos a actuaciones no verbales de alto orden que nos dicen -y utilizo este verbo deliberadamente en lugar de mostrar- lo que está pasando, lo que ha ocurrido y lo que será la inevitable conclusión. Controlar la vacuidad, la amargura de esta relación es casi imposible -a pesar de los recordatorios sutiles- y realmente cuesta imaginar que alguna vez se hubieran amado tanto, que hubieran elegido pasar su vida juntos. Ahora, inexplicable y discretamente, el amor se ha desintegrado hasta que Julien (Gabin) sólo ama a su gato, mientras que Clémence (Signoret) todavía suspira con nostalgia por el amor que se ha perdido y se refugia en la bebida. El enorme peso de la incomunicación y el silencio entre estas dos personas -que ya prácticamente no se dirigen la palabra- y la forma en que siguen viviendo pendientes el uno del otro genera una tensión omnipresente a lo largo del film, como una desesperación contenida a punto de estallar en cualquier momento.
Hay poco o nada edificante en esta historia -con edificios vecinos que están siendo derribados a su alrededor como metáfora de su vida y relación- pero la gran actuación siempre va más allá de las emociones melodramáticas y pocas actuaciones en la historia del cine pueden ser tan grandes como éstas.

Un film -a pesar de su oscuridad- brillante.

Ganadora del Oso de Plata para Mejor Actriz (Simone Signoret) y Mejor Actor (Jean Gabin) en el Festival Internacional de Berlín de 1971 y nominada al Oso de Oro para el director, Pierre Granier-Deferre.





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No Tocar La Plata

Viernes 20 de agosto

Título original: "Touchez Pas Au Grisbi" (1954) (También conocida como "Grisbi" y "No Toquéis la Pasta")

Dirigida por Jacques Becker; con jean Gabin, Jeanne Moreau, Lino Ventura, René Dary y otros. (94 min.)

Touchez Pas Au Grisbi es una adaptación de la novela del propio guionista, Albert Simonin, y trata del último gran robo de un par de viejos gangsters, Max (Jean Gabin) y su viejo amigo y compañero de correrías, Riton (René Dary), luego del cual planean retirarse. Ambos saben que ya están viejos y cansados de la estupidez insolente de los nuevos delincuentes y del ambiente de este submundo, que sus días como criminales están contados y que lo único seguro que tienen es su amistad y lealtad inquebrantables.

Pero no todo es tan fácil: antes tienen que convertir el botín (cincuenta millones de francos en lingotes de oro) en dinero, para lo cual es necesario dejar pasar un tiempo. Aquí el director no pierde el tiempo explicando el robo, sino que la historia se desarrolla en lo que sucede a partir de allí, cuando Riton le cuenta este secreto a su amante (Jeanne Moreau), una corista con más ambiciones que cerebro...

La novela original de Albert Simonin tuvo un impacto revolucionario en la novela negra francesa. El film se estrenó en París en Marzo de 1954, marcando el debut de Lino Ventura en la gran pantalla, y es un claro ejemplo de las influencias culturales entre Francia y EEUU en el ámbito cinematográfico, donde los franceses y americanos se atribuyen la creación del cine negro.

El director, Jacques Becker, que también colabora en el guión, consigue una atmósfera crepuscular y fatalista, y dota a los personajes de una humanidad poco vista hasta entonces y muy imitada posteriormente por directores de la talla de Jules Dassin o Jean-Pierre Melville, entre muchos otros, allanando el camino a otras grandes películas francesas de cine negro que se realizaron después de 1955, como Rififi. Es así que Touchez Pas Au Grisbi se convirtió en el largometraje más influyente de la época a partir del momento de su estreno.

También supuso la vuelta al estrellato de su protagonista: Jean Gabin. A sus cincuenta años, uno de los mejores actores franceses de todos los tiempos lograba ser de nuevo el centro de atención de la crítica y el público.

La espectacular actuación de Jean Gabin no es lo único que destaca en Grisbi, prácticamente todo el reparto está genial. Desde una jovencísima Jeanne Moreau (impagable pegándose un nariguetazo de cocaína en el auto) hasta el ya citado debutante Lino Ventura (que interpreta a Angelo, uno de los ingratos delincuentes de la nueva camada, preparado como un ave de rapiña para echarse al cuello de quien tenga el dinero), todos los personajes están perfectamente retratados hasta el menor detalle.

Las traiciones, violencia e intrigas se suceden con una magnifica fotografía en blanco y negro de Pierre Montazel (habitual en el cine de Becker) y con un fondo musical muy apropiado: unas notas de jazz que, de forma recurrente, suenan en un viejo tocadiscos.

Con este canto a la amistad y a la lealtad, con esta visión poética de los bajos fondos parisinos logró Jacques Becker una obra maestra (es memorable la escena en que Max y Ritón comen paté con tostadas, beben vino, y luego se cepillan los dientes y se reparten las camas y los pijamas).

Todo un clásico del mejor cine negro francés, un film celebrado por Truffaut y Godard, que le valió la consagración a Gabin en el Festival de Venecia.

Para terminar hacemos nuestro el comentario final de Tiznao en el sitio de internet sobre cine IMDB en español, "Jacques Becker en la dirección, Jean Gabin regalándonos uno de esos personajes que se te quedan clavados en la memoria de por vida (impagable su modo de repartir bofetadas sin distinciones de sexo), una Jeanne Moreau guapísima a sus 26 años, un Lino Ventura más chulo que un ocho apuntando lo buen actor que llegaría a ser, una trama que te mantiene atento a la pantalla sin pestañear y te hace disfrutar como un descosido, y un violento, seco, trepidante, y fascinante final de la trama con el botín de por medio (las escenas que cierran la película tras esa traca en las afueras de la ciudad, son para aullar de placer), imposible de igualar a día de hoy por mucho CGI o efectos especiales que le quieran meter; pedir más es avaricia."


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A Pleno Sol

Viernes 27 de Agosto

Título original: "Plein Soleil" (1960)

Dirigida por René Clément; con Alain Delon, Marie Laforet y Maurice Ronet. Música: Nino Rota. (115 min.)

Es un hito insoslayable en la historia de la cinematografía. El policial francés tuvo con "A Pleno Sol" uno de sus mayores éxitos a nivel mundial, venerado hasta el día de hoy, y supo ganarse el título de "Clásico" desde el día de su estreno. Rodada durante 1959, su estreno tuvo lugar el 10 de Marzo de 1960.

Decía Miguel Ángel Palomo, del diario español "El País", que "la mítica novela de Patricia Highsmith sirve de base a este maravilloso thriller, en el que Alain Delon regala una legendaria encarnación del amoral Ripley, embarcado en un intento de crimen perfecto con el que saciar su arribismo y sus ambiciones. Un filme repleto de codicias turbias y pasiones oscuras, de embriagadora cadencia y asfixiante intensidad".

En efecto, este thriller francoitaliano basado en la novela "The Talented Mr. Ripley" hace un estremecedor retrato de su protagonista, Tom Ripley (Alain Delon), quien intenta convencer a Philippe Greenleaf (Maurice Ronet), un joven millonario, de que vuelva a EEUU, a pedido del padre de este último, quien le pagaría una recompensa por ello. Pero Greenleaf no tiene ningún interés en volver a EEUU, y cuando Ripley se da cuenta, comienza a idear un perverso plan... y a partir de ahí irá ejecutando ese plan que aparentemente no tenía en mente pero que a través de miradas sutiles podía intuir el espectador.

La soltura con la que está rodada es producto del aire renovador de la Nouvelle Vague que rodeaba al cine de entonces y ofrece una singularidad y un carácter perturbador únicos. En todo momento se siente la tensa relación entre los personajes, donde a cada rato surge la humillación, la desconfianza y la simulación. Tom Ripley aparentemente se ha hecho amigo de Philippe Greenleaf, pero en realidad Ripley es siempre objeto de los sofisticados desprecios de Greenleaf, que generalmente se centran en sus limitaciones culturales y de educación, generando en él secretos deseos de venganza.

Como bien dice Palomo, "A Pleno Sol" se desarrolla con una cadencia arrebatadora, sin prisas, sin precipitaciones, en un ambiente luminoso e idílico que contrasta con lo retorcido de las intenciones del misterioso amigo americano. En todo momento se intuye la tragedia; la tensión progresa en aumento. Sabemos que Ripley es un tipo agradable, educado y encantador a primera vista, pero algo oscuro reside en su interior. Y su plan se muestra altamente eficaz hasta la llegada de un desenlace memorable e irónico, que, en la tradición de los crímenes (im)perfectos, cierra de forma inmejorable la película.

Ciertamente A Pleno Sol ofrece la perversa belleza de su look visual –excepcional cromatismo en la fotografía de Henri Decae-, destinada a potenciar una narrativa que no sigue los patrones convencionales y prefiere indagar en la mirada, las reacciones, los gestos y buscando a través de ellos el estudio de sus caracteres. Quizá sea ese uno de sus logros y el que ha permitido que con el paso del tiempo su condición de clásico siga vigente mientras que otras realizaciones del período hayan envejecido irremisiblemente. Puede ser que el film de Clément abriera y cerrara al mismo tiempo un camino en el cine moderno. Podríamos decir que este director logró en una sola película quizá más que los Godard, Antonioni o Truffaut al adoptar elementos del cine de éstos pero aplicados en una historia más cercana al cine clásico.

En cualquier caso su presencia permanece, como permanece su condición de espléndido, pérfido y atrevido thriller. Y emerge también la belleza, variedad y acierto de la partitura de Nino Rota, que combina su integración musical en la Italia de la época, que se debatía entre el eco de sus tradiciones y su integración en la modernidad.

Una de las virtudes de esta versión de la novela de Highsmith es que da la sensación de realismo, de autenticidad. Los personajes son creíbles y consistentes gracias al trabajo de los actores; desde la enorme expresividad de los ojos de Marie Laforet a la febril ingenuidad y torpe aire dominador de un Maurice Ronet espléndido. Pero, por encima de todo, emerge la creación de un Alain Delon en estado de gracia, en un trabajo por el que vale toda una carrera, que le permitió consagrarse como prototipo del beau tenebraux.

Así pues, sufrimos por Ripley a pesar de su carencia de escrúpulos, a pesar de su condición de personaje negativo que, no obstante, resulta atractivo y nos mantiene sin despegar la atención de la pantalla hasta el final. Su Tom Ripley pertenece por derecho propio a la larga galería de encarnaciones del mal que ha dado el cine. Quizá de entre las más singulares. Y permite por supuesto comprobar el instintivo talento de una presencia de la que se enamora la cámara irremediablemente.

Como curiosidad, en esta película aparece una joven Romy Schneider en un pequeño papel (como acompañante de Fred, el amigo de Greenleaf) que ni siquiera figura en los créditos.

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Plein soleil
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